KILOMETRO CERO

Es lo que hay

miércoles, noviembre 29, 2006

Pabellones

Lo mismo de siempre, rostros grises.
Grietas de dolor en la comisura de los labios...pacientes...pacientes y más pacientes.
Antes... el aburrimiento de largas horas de espera (es un designio, el paciente "espera") le había llevado a un juego, tomarse un tiempo en el hall central y adivinar a qué especialidad se dirigían las personas que ingresaban a los diferentes consultorios.
Con la vehemente idea que cada persona es estereotipada por su enfermedad...buscaba puntos comunes de las patologías...analizaba los casos...
-ojos saltones, cuello engrosado, paso apurado...endocrinología (si tocaba insistentemente la puerta del consultorio, hipertiroidismo; si se dejaba caer y aplastaba su trasero en la primera silla que encontraba, hipotiroidismo)
-tics leves, alguna disfunción al caminar...neurología
-mujer y niña (con mirada de desconfianza)...ginecología...y primera consulta
-mujer (con gesto adusto) y niña-adolescente (con cara de susto)...ginecología...y embarazo
-mujer y hombre, ella reclama, pide, habla y habla...ginecología...y menospaúsica
y así la lista es larga...
Antes...hablaba con algunos, hasta incluso intercambiaba teléfonos...
*Conoció a Marcelo, que después de perder a su esposa e hija en un accidente, contrajo leucemia en una transfusión en el Hospital de Urgencias, incostante en el tratamiento, grandote, simpático...contaba que andaba con una chinita del barrio y que ya había hecho los papeles para dejarle su casa a ella.
*Entabló amistad con Analía, de 25 años por aquellos tiempos...que se pasó 2 años en su pueblo con el cuello -como dormido decía- y dolores en la espalda, pensando que era una afección muscular...cuando el mal de hopckins la estaba invadiendo. Conoció al marido de ella, sus hijos...sus bellos niños, vivenció lo invasivo de algunos tratamientos médicos y hasta comenzó a plantearse si no es mejor morir bien, que morir en las últimas.
*Trató de evitar a Bárbara, que intentaba llevar a la cama a cuanto guardapolvo blanco cruzaba por el pasillo, pero no puede decir que no se divertía con tanta locura en un lugar impregnado por el dolor.
y asi la lista es larga...
Conoció médicos, enfermeras ( con una en especial jugaba al ahorcado cuando estaba internada), pacientes y más pacientes.
La Pelada, La Parca o como quiera llamarse a ese último soplo de igualdad que nos nivela indefectiblemente, -a todos, uno a uno-sigue...paseando con total desparpajo por esas salas y no queda otra que reír, mirarla a la cara y decirle: "hacé la tuya, que no te molesto" y seguir conociendo.

domingo, noviembre 26, 2006

Parece que va a seguir lloviendo todo la tarde.

lunes, noviembre 06, 2006

De un tiempo que pasó

ahoga la incertidumbre en un par de certezas y cervezas.
Contra los muros, contra los muros, contra los muros
Golpea
golpea
encuentra y DEFINE

Toma el ramo de violetas, aprentándolos contra su pecho.
Violetas le llevaba algunas tardes cuando iba a buscarla al trabajo.
(una vida común entrelazada con simpleza y ternura esa...de las pequeñas cosas compartidas, sin promesas...sólo estar y reconocerse y elejirse y fundirse).
Ella se colgaba de sus hombros, anclando las manos en la espalda, apoyando la cabeza en su pecho...con esa seguridad de sentirse a salvo de todo... hasta de sí misma.
El vuelo en el estómago, cuando la veía cruzar la calle, tan niña, tan mujer...SU mujer.
Esos pies... benditos pies, que la llevaban a él, pequeños pies, tintineantes pies...
Sus manos...acariciar sus manos... manos de araña, manos cómplices, manos de amiga, manos de amante.
Esos ojos, quiénes más que sólo sus ojos cuando aclaraban y decían..."tengo como si fuera agua en el pecho", y sí, bastaba sólo mirarla para reconocer que los fantasmas habían aparecido y que la noche anterior le debía haber sido eterna.
Esos fantasmas la recorrían, ella sabía ahuyentarlos por largas temporadas más cuando regresaban, desquitaban su ausencia con tremenda, brutal, acosadora presencia.
La medicación no curaba su llanto..."tengo agua, acá"..."anoche desperté llorando" - comenzó a decirle un día. Los médicos aconsejaban -cuide que coma bien y descanse-.
Sin el ramito de violetas que compraba algunas tardes, no vuelve su alma, no vuelve... sé que no vuelve.
(apretando el último ramito de violetas contra su pecho)