(él)
El pide más y más, el cansancio me puede…pero él no está conforme…exige…exige.
Voy hacia él… hipnotizan sus ojos, su cuerpo, la propuesta de un cambio...
Después de rutinas… de mucho trabajo, con las obligaciones cotidianas y tirones de todos lados...Viene él…y pide que me abra de piernas, respire hondo…-un poquito más que ya terminamos-…dice. (con sus manos apretando mi estómago).
Y soy incondicional. Levanto mi pelvis, las piernas tiemblan… esperando que sea la última vez…
Y me vence el cansancio y pregunto para qué estar acá, con él…será la baja autoestima, un designio cultural o la necesidad de descargar un poco de tensión... la que me llevó a hacerle caso…a él…abrirme de piernas y jadear…
...sudar…con él…
Que levante los brazos, que mueva más las piernas, que me ponga de costado, que tire para atrás la cabeza…así, si… como los otros días…
El me enseña posturas nuevas…cuando la elasticidad pone sus límites, se ríe y dice: -hacé hasta donde puedas- (Y la vergüenza y la bronca me convierten en una homicida…ojalá que desapareciera…él...)
¿Qué pulsión guía a llevar mi cuerpo y entregárselo…a él?
Porque estoy segura…no soy la que soy en esos momentos…la necesidad, el deseo…Son los pies los que me llevan automáticamente, si fuera yo, me quedaría tranquila en casa, tirada en un sillón en el patio…tomando mate y pensando en nada, que ya es mucho.
Pero al fin y al cabo lo elejí.
Le pago la cuota mensual en tiempo y forma.
Y él, trata de hacer con mi cuerpo en 2 meses lo no hice durante el resto del año.