Lo mismo de siempre, rostros grises.
Grietas de dolor en la comisura de los labios...pacientes...pacientes y más pacientes.
Antes... el aburrimiento de largas horas de espera (es un designio, el paciente "espera") le había llevado a un juego, tomarse un tiempo en el hall central y adivinar a qué especialidad se dirigían las personas que ingresaban a los diferentes consultorios.
Con la vehemente idea que cada persona es estereotipada por su enfermedad...buscaba puntos comunes de las patologías...analizaba los casos...
-ojos saltones, cuello engrosado, paso apurado...endocrinología (si tocaba insistentemente la puerta del consultorio, hipertiroidismo; si se dejaba caer y aplastaba su trasero en la primera silla que encontraba, hipotiroidismo)
-tics leves, alguna disfunción al caminar...neurología
-mujer y niña (con mirada de desconfianza)...ginecología...y primera consulta
-mujer (con gesto adusto) y niña-adolescente (con cara de susto)...ginecología...y embarazo
-mujer y hombre, ella reclama, pide, habla y habla...ginecología...y menospaúsica
y así la lista es larga...
Antes...hablaba con algunos, hasta incluso intercambiaba teléfonos...
*Conoció a Marcelo, que después de perder a su esposa e hija en un accidente, contrajo leucemia en una transfusión en el Hospital de Urgencias, incostante en el tratamiento, grandote, simpático...contaba que andaba con una chinita del barrio y que ya había hecho los papeles para dejarle su casa a ella.
*Entabló amistad con Analía, de 25 años por aquellos tiempos...que se pasó 2 años en su pueblo con el cuello -como dormido decía- y dolores en la espalda, pensando que era una afección muscular...cuando el mal de hopckins la estaba invadiendo. Conoció al marido de ella, sus hijos...sus bellos niños, vivenció lo invasivo de algunos tratamientos médicos y hasta comenzó a plantearse si no es mejor morir bien, que morir en las últimas.
*Trató de evitar a Bárbara, que intentaba llevar a la cama a cuanto guardapolvo blanco cruzaba por el pasillo, pero no puede decir que no se divertía con tanta locura en un lugar impregnado por el dolor.
y asi la lista es larga...
Conoció médicos, enfermeras ( con una en especial jugaba al ahorcado cuando estaba internada), pacientes y más pacientes.
La Pelada, La Parca o como quiera llamarse a ese último soplo de igualdad que nos nivela indefectiblemente, -a todos, uno a uno-sigue...paseando con total desparpajo por esas salas y no queda otra que reír, mirarla a la cara y decirle: "hacé la tuya, que no te molesto" y seguir conociendo.